Uso de la Radioastronomía para Detectar Evidencias de Otras posibles Civilizaciones Galácticas

Se utilizan técnicas radioastronómicas para detectar hipotéticas señales de radio originadas en otras civilizaciones galácticas. Este tipo de investigación recibe el nombre de SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence) o búsqueda de inteligencia extraterrestre.

Una de las características que permitiría determinar el origen "inteligente" de una señal electromagnética podría ser el carácter particularmente estrecho de su espectro, es decir su monocromaticidad. Las señales electromagnéticas generadas por el hombre -por ejemplo las portadoras de TV- tienen dispersiones espectrales comprendidas entre 0,01 y 0,1 Hz. Hasta el momento se desconocen mecanismos físicos que puedan generar este tipo de señales monocromáticas en forma natural en el cosmos. Por lo tanto, la presencia de señales con las mencionadas características, indicarían su carácter artificial.

En definitiva, cualquier búsqueda sistemática de señales inteligentes extraterrestres debe explorar un espacio de ocho parámetros que podríamos denominar "pajar cósmico". El mismo está compuesto por tres dimensiones espaciales, que permitirían ubicar a la civilizaciones en las coordenadas espaciales del universo físico; una dimensión temporal para ubicar el momento en que se está emitiendo; una frecuencia para sintonizar la señal; dos polarizaciones relacionadas con las propiedades físicas de las ondas electromagnéticas y una potencia de sensibilidad mínima de recepción. Por lo tanto, si otorgamos el mismo peso a todos los parámetros, se puede llegar a determinar que existen aproximadamente 3x1029 celdas de 0.1 Hz de ancho de frecuencia por el sector del cielo correspondiente a un haz de la antena de Arecibo por 10-30 watts.m-2 máxima sensibilidad de recepción. Hasta el momento, se han explorado aproximadamente 1011 celdas, mediante observaciones de casi todos los radio observatorios del mundo. Para situarnos en la verdadera complejidad del problema, si en vez de una señal extraterrestre, buscáramos una aguja de coser, el espacio que ocuparía "nuestro pajar", sería equivalente al volumen de 430 planetas del tamaño de la Tierra. De la reflexión anterior, es sencillo deducir que, hasta el presente, se ha observado sólo una ínfima porción de lo necesario para poder llegar a alguna conclusión definitiva.

Frank D. Drake, fue el primero en aplicar las técnicas radioastronómicas a la búsqueda de inteligencias extraterrestres. En la primavera boreal de 1960, Drake orientó la antena de 26 metros del Observatorio Radio Astronómico Nacional (NRAO), en Green Bank, hacia dos estrellas cercanas, Tau Ceti y Epsilon Eridani. Su receptor disponía de un sólo canal, con una resolución espectral de 100 Hz. Este canal se desplazaba cada minuto a una frecuencia distinta alrededor de la línea espectral del hidrógeno neutro, ubicada en 1420 MHz.

Han pasado más de 30 años y desde entonces se han realizado alrededor de medio centenar de proyectos de búsqueda de inteligencias extraterrestres, que involucraron una cantidad superior a 250.000 horas de observación y a la utilización de radio observatorios instalados en Alemania, Argentina, Australia, Canadá, EEUU, Francia, Holanda, Inglaterra, Japón y Rusia. La mayor parte de las búsquedas estuvieron centradas en el examen de las frecuencias de las líneas espectrales del hidrógeno neutro (H) y del oxhidrilo (OH). En todos ellos los resultados han sido negativos.

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Ultima actualización: Nelva Perón - Octubre 2004